Me gusta pensar en positivo...
Y así en los últimos cincuenta años hemos dado un paso de gigante como mujeres y debemos seguir avanzando el ritmo otros cincuenta y cincuenta más y más...
Porque ninguna revolución fue sencilla -ni nadie la vendió como tal- me gusta pensar que hemos saltado de abuelas "no trabajadoras" -léase con comillas y rictus de ironía, claro- a nietas con su independencia personal y laboral como hecho constatado.
Los días señalados nos recuerdan, comprometen, apoyan... pero a veces prefiero no idealizar el postureo de foto y titular.
Y es que...
... no quiero portavoces y portavozas, ni compañeros y compañeras hasta la saciedad cansina, quiero que cuando hablen lo hagan con una igualdad no forzada,
... no quiero los muñequitos de los semáforos de mi ciudad con faldas y sin faldas (porque apenas llevo falda, porque un semáforo con falda no es la igualdad que espero ni como símbolo)
... no quiero porcentajes obligados, quiero méritos profesionales y la valía por quien soy.
... no quiero que nadie más de mi familia se alegre porque con mi trabajo puedo cuidar a mis hijos (¡oh! ¿y el horario del padre?... ¡ah! que ese da igual...).
Creo en la pequeña revolución en el interior de cada familia, de cada generación, en cada gesto diario, en esa lucha que va calando como el mejor paso reivindicativo hacia un 8-M de plena igualdad.
PD: Siento estar tan "enmarañada" estas son mis dos semanas de pico anual de trabajo y ni os visito mucho, ni contesto comentarios... ni escribo muy coherente jeje...
pero no quería pasar la ocasión.
Prometo ponerme al día en breves, muy breves... :)
Bss