Y en el despertar de esa consciencia mirando la hoja en blanco, me di cuenta de que también hacia meses que no lloraba, que no salía entusiasmada del cine, que las letras de los libros no susurraban "continúa leyendo", que me daba pereza quedar los fines de semana, y que salir del trabajo el viernes, no ínsuflaba cosquilleos en el pecho ni brillantina en la mirada...
Soy la hoja en blanco del cuaderno acurrucada entre el rincón del sofá y tres almohadas colocadas estratégicamente. Es mi reino hueco de corazón, un castillo deshabitado. Soy el sujeto omitido de una multitud con la que ya no intercambio miradas de complicidad.
Tanta energía en esta vida... No me di cuenta de dosificarla, de guardar al menos unas migajas para los días pares.
¿Serán las letras de este teclado, el ritmo de su sonido quien las cargue?
Más participantes de la convocatoria,
en el blog de Nuria de Espinosa
Bienvenido Septiembre
Que original manera de enfrentarte a la propuesta, podemos reflexionar sobre tu texto, muy bien redactado, Un abrazote
ResponderEliminarMuy bueno, Sylvia, estoy de acuerdo con Ester, es para reflexionar y pensar que la protagonista de esa escena está pidiendo algo, o tal vez hablando en alto aquello que le susurra sus musas, aunque ella piense que la han abandonado
ResponderEliminar. Un besote.
Hola Sylvia, gracias por sumarte a la convocatoria juevera.
ResponderEliminarLa temible página en blanco a la que la protagonista parece agarrase como un grito desesperado para intentar arrancar ese vacío creativo que parece estar viviendo. Tal vez por su vacío existencial en el cual parece estar sumida, la desgana que te bloquea, la desolación interior que la invade y la reflexión parece ser como un reclamo a esa falta de protagonismo donde se han perdido sus letras.
Excelente relato. Un abrazo
Cualquier chispa que ilumine los días más grises es buena, a veces hasta dejar fluir entre teclas lo que se siente es un buen comienzo ante tanta desazón. El cuaderno no debe quedar en blanco.
ResponderEliminarBesos dulces Sylvia.
Realmente un vacío que ha dejado su vida en blanco como las hojas de ese cuaderno.
ResponderEliminarMuy buen relato, para pensar y analizar sin dudas.
Saludos.
PATRICIA F.
Buena entrada, me encantan las hojas en blanco, siendo dieseñador gráfico son casi un fetiche UF, lo que se puede hacer con una hoja en blanco, los ojos nos brillan, regalarle un cuaderno a un diseñador gráfico es lo más.
ResponderEliminarA veces el alivio de la palabra escrita no surge de inmediato si se la fuerza. Surge más fluidamente si se la deja que curse la naturaleza orgánica del propio latido, sin exigencias. Un abrazo
ResponderEliminarHay que llenar esas hojas en blanco, para seguir siendo autores de nuestras vidas.
ResponderEliminarAbrazo.
Un cuarderno nuevo, sin escribir, seria pues como una promesa de empezar algo desde cero, sin errores esta vez.
ResponderEliminarHay momentos donde no soy nada en absoluto y todo huye de mis sentidos. También soy un folio en blanco y no hay nada que me saque de esa sensación tan extraña. Parece como si despertara de un sueño profundo y costara poner pie en la realidad para saber qué hacer en los minutos siguientes. Mi mente se queda en blanco y la mirada no busca nada en especial. El tiempo y el mundo se detienen, mi corazón sigue latiendo y mi respiración se hace mas y mas lenta como esperando ese no se qué que me reactive...Pasados unos momentos, sucede algo que me saca de la nada y mi vida continúa sin mayor contratiempo. Tomo una fotografía de la estancia sonriendo porque pienso que ese momento no es angustioso sino positivo.
ResponderEliminarHola Sylvia, muy original, quizás un pensamiento en voz alta que da para una buena reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo!
La holganza es seductora, te atrapa sin apenas darte cuenta, pero es droga, cusndo ya te tiene no te satisface, y ademas no te deja ir. pero se puede salir.
ResponderEliminarMe encantó la frase, porque las frases impactantes son muy importantes , casi tanto como el mensaje, " soy el sujeto omitido de la multitud".
Abrazooo
De aquí a la eternidad...
ResponderEliminarGustab y otro.
Esos momentos de vacío existencial, o como queramos llamarlos son demoledores. Te hacen plantearte muchas cosas, quizá demasiadas y cuando entran en una espiral de replanteamientos que a veces es algo vertiginosa y angustiosa. Pero de golpe un día la hoja en blanco ya vuelve a tener garabatos! Je, je! Me ha encantado tu texto tan real y al mismo tiempo poéticamente escrito. Un abrazote!
ResponderEliminarIndiferencia, desinterés, por el cine y la lectura es un síntoma de que algo no está bien con uno.
ResponderEliminarEl teclear palabras puede ser una solución, una forma de afrontar el vacío.
Un abrazo
¡Hola! Interesante giro de vacío existencias, me ha gustado mucho :D :D
ResponderEliminarSaludos.AlmaLeonor_LP
Sus letras han dejado de ser relevantes y se enfrenta a esa terrible página blanca, limpia de contenido alguno, amenazadora incluso para su cordura. Se está convirtiendo en un espacio vacío, "un castillo deshabitado".
ResponderEliminarFelicidades.
Saludos.
Hermoso y triste relato de alguien que siente ese desgarrador vacío...de la oscuridad del vacío siempre se puede volver, una hoja en blanco es una buena oportunidad para un nuevo comienzo, no tiene que ser mucho pero puede comenzar con unas pocas letras... Besos por ahí!!!
ResponderEliminarMe ha gustado cómo lo has planteado, Sylvia. Ese vacío y desinterés por las cosas de la vida, que nada llena, todo da de lado, como si la vida fuera una hoja en blanco.
ResponderEliminarLlego tarde pero ha merecido la pena.
Un beso enorme.