Desde el blog El vici solitari, Marifelita nos propone una nueva convocatoria juevera con las siguientes premisas:
Y aquí va la aportación de esta semana. Y sí, bastante más largo de lo que suelo escribir... pero esta vez, estaba permitido :D
Sin embargo, no solo presumía el tendero de tienda. Pablo gustaba de hacerse el importante y dejarse sobornar por las jovenzanas del pueblo. No eran pocas las malas lenguas que contaban que algunos de los sorteos de años pasados estaban amañados en favor de las mozas más sonrientes. Más aún, las lenguas viperinas del lugar chismorreaban que, si alguna moza le ayudaba en la trastienda tenía la cesta más que asegurada.
Llegado el famoso día 22 de diciembre, Paca, la viuda, y su hija Dolores fueron las ganadoras. Mientras se hacían la solemne foto de rigor para publicarla en el periódico local, entró en la tienda de ultramarinos Lorenzo, pretendiente reconocido de la viuda por los del pueblo, aunque sin demasiado éxito ya que era bien sabido que no gozaba del nivel monetario al que ella aspiraba.
- Premio doble, por lo que veo -gritó Lorenzo.
- ¿Tú...?- titubeó Dolores, frunciendo el ceño a su madre.
Pablo el tendero comenzó a borrar el posado sonriente de la foto y se aseguró, en una mirada instintiva y fugaz que Lorenzo, cazador habitual, no llevaba su escopeta.
Sonó al unísono el tintineo de la puerta y los protagonistas de la tragicomedia que se estaba masticando en el ambiente, detuvieron el tiempo para observar al sofocado Juan, pretendiente de Dolores, que había llegado pedaleando a toda prisa en su bicicleta de ciclista.
- ¿Cómo has podido ganar el premio, Dolores? - gritó Juan.
- ¿Tú...? - gritó Paca la viuda a su hija.
- Ca-ca-calma, ca-calma, no pasa na-nada... - tartamudeó el tendero.
Lorenzo y Juan se pararon ante los tres fotografiados. Gritaban y contaban a la vez. Chillaban y se interrumpían, pero los tres entendieron entre insultos cómo la pizpireta Carmina, había predicho quién iba a ganar la magnífica cesta, aquella misma mañana.
- No os preocupéis por la cesta. No vamos a ganar. Yo ya se quién va a ganar. - les dijo distraídamente a sus padres, mientras contaba el motivo de tal predicción.
A la pequeña Carmina, que cada día acudía al ultramarinos a que el tendero le regalase algún caramelo, le gustaba esconderse en un rinconcillo de la tienda a comérselo tranquilamente, pues su madre le hubiese reñido y lo que es peor, le hubiese confiscado aquellas golosinas. Así que entre lametón y lametón del dulce caramelo también fue testigo de otros lametones más salados que el tendero aplicaba con fervor a las afortunadas ganadoras.
Fue entonces cuando el tiempo detenido, volvió acelerado como un huracán. Dolores agarró una de las botellas y se la estampó a su madre en la cabeza produciéndole severas heridas que la desangraron. Lorenzo empujó al tendero sobón que chocó con fuerza en la estantería de las latas y que, con un estruendo propio del drama del momento, se desparramaron por todo el suelo de la tienda. El tendero con el miedo en las pupilas, intentó escapar por la trastienda, pero en su huida de Lorenzo pisó una de las latas, torciéndose el tobillo y entre el tambaleo de la caída y el temblor del terror, se golpeó en la sien con el marco de la puerta cayendo fulminado.
Dolores gritaba y lloraba a su madre moribunda y Juan, iracundo al comprobar que las palabras de la pequeña eran ciertas, agarró a Dolores por la garganta hasta que la ahogó.
Tras el espectáculo dantesco del ultramarinos, cuentan que Juan intentó en un impulso, agarrar el manillar de su bicicleta pero al instante perdió la fuerza, y con la mirada borrosa de los ojos llorosos palpó el suelo y agarró con fuerza uno de los cristales esparcidos alrededor del cadáver de la viuda y sentado al lado de Dolores, cortó su muñeca y esperó adormecerse para siempre sollozando, maldiciendo su mala suerte. Lorenzo, impulsivo y cazador, no pudo soportar a los del pueblo que, arremolinados en la puerta del ultramarinos, miraban atónitos el espectáculo dantesco. Corrió detrás del mostrador y rebuscó entre los cajones.
- ¡Que nadie entre! -sollozó iracundo.
Unos dicen que fue un abrelatas, otros que un cuchillo... pero todos vieron cómo se lo clavó en el cuello de manera certera... como un cazador.
No hubo más cestas de Navidad en el pueblo. Tan solo una discreta foto en la apertura del supermercado con los nuevos dueños, en la que aquel tendero parece que volvió a posar...
Inquietantes las fotos con las que acompañas a tu también inquietante relato! Je, je! Toda una tragedia, con pasión, drama y venganza! Ja, ja! Un abrazote Sylvia y muchas gracias por participar en nuestra loca propuesta!
ResponderEliminarUn premio que terminó mal y puso al descubierto que los vecinos del pueblo tenían mucho que esconder. El final con cambio de dueño está genial. Unos abrazos
ResponderEliminarjejeje, Sylvia, una tragicomedia total, que si no fuera por el final con tanta muerte como exige el reto, me habría hecho reír a carcajadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
No cayó una bomba atómica pero casi, una cadena de infortunios para desencadenar la tragedia. un excelente relato desarrollado con coherencia, y no era sencillo con tanta muerte en tan poco tiempo. Además el final con esa foto es la guinda del pastel.
ResponderEliminarBesos dulces Sylvia y dulce semana.
Una excelente historia, una tragedia en ese pueblo sin dudas, resolviste muy bien el desafío de este jueves me gustó mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
La que has liado en poco tiempo. Del momento de estupefacción a la furia celosa desatada.
ResponderEliminarSolo hay que esperar que nadie empiece con la violencia, porque cuando uno empieza, los demás de apuntan rápido.
El mio, en cuanto a motivaciones es muy parecido. Veremos el resto....
AbraZooo
Jajaja, menos mal que la golosa Carmina ha sobrevivido.
ResponderEliminarMe encantó el final. :))))
ResponderEliminarUno tras otro fueron siendo víctimas de un momento que nunca debió pasar. Muy bien gestionadas las muertes Sylvia, un abrazo
ResponderEliminarHay que tener cuidados con pretendientes, novios, celosos. Y con lo que espían las pequeñas pizpiretas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso fue genial... que imaginación, confieso que he pensado en este reto, y al parecer las musas no están conmigo en esto. Felisidades.
ResponderEliminarDrama total, de esos que muere hasta el apuntador. Bueno, en este caso, Carmina es la "apuntadora", es la que lo lía todo y sobrevive. Divertido.
ResponderEliminarQué bien has resuelto el reto con todos sus ingredientes. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
¡Magnífico! :D Me ha encantado el retrato del colmado típico de pueblo y el "arrebato" de los asesinos y asesinados de otros tiempos. Y el final es de matrícula de honor :D :D
ResponderEliminarAlmaLeonor_LP
Un relato redondo, ameno y muy bien hilado. Me ha encantado todo en esta historia, desde la presentación de los protagonistas hasta la alusión final a la foto de los nuevos tenderos, pasando por el modo en que los cinco encontraron la muerte.
ResponderEliminarEnhorabuena.
La mía es:
https://marcosplanet.blog/el-desague-del-tiempo/
Excelente. Muy bueno y expresivo relato, cargado de detalles que ayudan a visualizar perfectamente el escenario y los personajes. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola! Muy buen relato y ligero, me ha encantado porque está escrito de una manera tan transparente... Un abrazo ❤️
ResponderEliminarPosdata: te sigo y dejo mi blog por si te quieres pasar: http://aborboletaturquesa.blogspot.com/
Tremendo, muy bueno hilado el relato! Me quedé con ganas de participar pero x lo menos paso a leerlos...Besos x ahí!!!
ResponderEliminarwaaoooo! esto sin duda fue: La trastienda del pecado...Todo lo que puede causar un inofensivo caramelo ...magnifico relato...bss
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