Si existía un epílogo para su vida, debía ser algo tan simple como: "gracias".
Esta obviedad se difuminaba cada instante en el que su existencia cedía ante un capricho no conseguido, un socavón en su salud o un giro inesperado... Y, era entonces cuando reconocía esa sensación de miedo a agradecer, pensando que su sola mención haría desvanecer el tembloroso equilibrio de la vida.
Así que decidió dar gracias en pequeñito, en muy muy insignificantes momentos: "hoy por el bus que llega pronto o por ese café que me despierta, por ese sol que hoy no abrasa, por la lluvia., por ese viaje y este otro, por.... por.... (mil cosas) " cualquier pequeñez que le permitisiese seguir sonriendo de reojo a la Vida mientras le susurraba: "Gracias Vida."
Más gratitud
en la convocatoria juevera
Eres bien nacida y así es como mejor se transita por la vida .:)
ResponderEliminarCosas para dar las gracias hay a montones y si encima se lo dirigimos al prójimo, encima les haces felices.
ResponderEliminarAfinando nuestra agudeza espiritual lograremos hallar mil motivos para estar agradecidos! Un abrazo juevero
ResponderEliminarY en esas cosas pequeñas es donde realmente está lo mejor de la vida, agradecerlas es valorarlas. Bonito mensaje el de tu relato.
ResponderEliminarBesos dulces Sylvia.
Cosas que son bienvenidas cuando suceden.
ResponderEliminarBien p planteado. Un abrazo.
Hay que buscar los motivos , aunque aveces parezcan no haber y agradecer esos pequeños momentos .
ResponderEliminarGracias por compartir este relato amiga, abrazo
Si que nos cuesta mucho dar las gracias. Junto a decir "te quiero", son las palabras más difíciles de pronunciar. Un abrazo!
ResponderEliminarAgradecer por las pequeñas cosas buenas de la vida, nos lleva a una energía positiva que genera más por lo que agradecer. Besos, Sylvia. Y Felices Fiestas.
ResponderEliminarYo creo que la formula de la gratitud la describes muy bien. Dar las gracias por lo que tenemos y hacemos a diario. No esperar a momentos excepcionales. Gracias por participar. Un abrazo
ResponderEliminarY es que la vida es eso: miles de momentos para agradecer. Muy bello, besos.
ResponderEliminarSuele pensarse lo contrario, que lo cotidiano es monótono, aburrido, falto de emoción, que si no haces algo realmente intenso estas desperdiciando el tiempo y , en resumen la vida. Si algo no va "deprisa deprisa", no es digno de mención. Ya nos lo contó Carlos Saura
ResponderEliminarAbrazo Silvia y agradecido de verte de nuevo por aquí por los jueves
Bueno, ya viniste la semana pasada
ResponderEliminarNo hay una segunda oportunidad, nuestro tiempo es el que es, sin vuelta atrás, seamos coherentes con nosotros mismos y vivamos con el código que se nos educó. Agradecer es un proceso social que ennoblece al que lo hace y al que lo recibe Un abrazo
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con tu epílogo.
ResponderEliminarEsa idea de agradecer por todo es la base de la felicidad. Al menos todo lo cerca que podemos estar de esta. Ese gracias al vacío que se llena de gratitud. Saludos
ResponderEliminarHay mucho por agradecer, no todos son conscientes de ello.
ResponderEliminarAbrazo
gracias vida
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