Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón,
vuelve a casa, se suicida.
Este es el cuento que Chéjov nunca escribió.
Una paradoja.
Las paradojas surgen de historias que se enredan
tras las puertas que nunca abrimos,
las que dan a oscuras habitaciones, en las que nunca hay invitados.
*****
Un hombre, en Montecarlo, disfruta con desgana de unas solitarias vacaciones. En su cansino paseo enreda pensamientos. Sumas y restas compulsivas de una simple cuenta bancaria. Ajustados cálculos para poder ir todos de vacaciones. Pagaba por sonrisas, por imprimir recuerdos en la retina de los suyos. Este año solo ha necesitado un billete; simple y sin cálculo, sin ojear folletos, sin rebuscar emoción al destino. Va al casino. Cuando entra, piensa en el cochambroso puesto de lotería del barrio... la de veces que estrujó con ilusión boletos para pagar más recuerdos... Apuesta al número de su cumpleaños y gira la bola... el número. Su número. Gana un millón, y sonríe con desgana, con incredulidad, casi abraza a los compañeros de mesa... en realidad, le abrazan pero cuando mira alrededor solo son desconocidos.
Vuelve a casa. El camino es una infinita cuesta. Mira chicos, mira familias... mira sonrisas. De fondo escucha recuerdos, gritos subidos de tonos, odios acústicos que no puede borrar. Abre la puerta de una habitación oscura, donde no hay invitados. Sólo hay tristeza muda. Toma un papel y escribe: "os quiero, pero no aprendí a ser padre..." Quiere seguir escribiendo. Quiere comprar pasado con su premio, tiempo para aprender, para rectificar, para abrazar... para suplicar si fuera necesario. Pero su millón no sirve. Lágrimas. Abre la ventana, viento. Billetes al viento y él con ellos.
Se suicida.
Más relatos (y espero que más animados...) jo! estoy tristona con la tormenta de hoy... :D en un click en el blog de Juan Carlos.
Pues impresiona. He ido viendo tu relato en un corto cinematográfico tal como lo iba leyendo.
ResponderEliminarMuy bueno Sylvia. Besos.
No hay dinero para comprar el pasado. Para ganar ese millón ha tenido que perderlo todo. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno Silvya , es como si fuera una novela negra donde sabes que algo raro ocurre ..eso demuestra una vez más que el dinero no da la felicidad ..
ResponderEliminarUn abrazo guapa .
Buenos días, Sylvia:
ResponderEliminarDesde su arranque avisas a tus lectores de que tu relato va a ser de los de final triste. Usas adjetivos que funcionan como señales de aviso de la trayectoria temática en la que nos embarcamos. El tiempo narrativo es el presente de indicativo. Una voz verbal tan descriptiva como simple, propia de quien ve claras sus acciones, reforzada de manera ocasional por la pureza de los infinitivos 8voces verbales que carecen de morfemas que los personalices)
Tu relato es excelente: narras con claridad un suceso y lo describes de manera congruente.
Enhorabuena, Sylvia.
Las frases secas y cortas le dan un ritmo espectacular al relato, visual al cien por cien. Y luego el valor que hay que tener para enmendarle la plana o reimaginar a Chejov, maestro de los cuentos, y salir bien parada. Eso ya son palabras mayores. Y muy bien escritas. Besos
ResponderEliminarBuena ampliacion de la idea original.
ResponderEliminarBeso libre.
Me ha gustado muchísimo. Pobre hombre, que tristeza la de sentirse fracasado...
ResponderEliminarUn beso.
Estupenda trama y muy atinada forma de narrarla. Me gustó. Un abrazo 😊
ResponderEliminarPues si que es triste sí... . No me esperaba para nada ese final. Me ha gustado un montón Sylvia.
ResponderEliminarUn besito,
Noa
Seleccionar unas notas da la confirmación del final, solo lo salva la trama, es muy bueno el relato, nos llevas por su tristeza
ResponderEliminarAbrazos
Lo has explicado muy bién. Me gusta como escribes. UN placer leerte. salud y buén finde.
ResponderEliminarAl final y un poco tarde comprende que las cosas importantes no se compran por dinero y sí el afán por el dinero hace que se pierdan las cosas importantes.
ResponderEliminarMuy original tu presentación del argumento y del protagonista.
Y aun hay quien cree que el dinero da la felicidad....lo has descrito con un ritmo suave pero el final aunque lo ves venir, es muy fuerte. Besos.
ResponderEliminarEs excelente este relato Sylvia!, la última parte tus palabras me han llevado como por un tobogán, un descenso sin respiro hacia la desesperación, me ha encantado!
ResponderEliminarAbrazo
Muy bueno tu texto. Tiene una trama sublime y un ritmo acertado.
ResponderEliminarFelicidades
Saludos
¡Hola! Me encanta tu prosa tan poética <3 aunque creo que ya con el tema del suicidio, es difícil intentar plantear un tema alegra que lo mires por donde lo mires, acaba mal. Personalmente, me ha encantado el tuyo, sublime, precioso.
ResponderEliminar¡Un abazo!
Pues el texto me parece buenísimo. Hay que tener una buena razón para hacer todo, incluso suicidarse...me ha parecido muy buena continuación.
ResponderEliminarBesos
Me ha parece un buen relato, en los tiempos, en la forma. Lo sugerido por Juan Carlos lo has integrado perfectamente (yo me salte a Chejov, un despiste jejeje), en fin que he disfrutado de tu idea.
ResponderEliminarUn beso.
Es que a veces el dinero no basta para traer la felicidad perdida, a veces incluso te trae desgracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Sé que a Chéjov le hubiera encantado,
ResponderEliminartanto como a mi me encanta.
Sí, triste y profundo.
Besos, Sylvia
Hola Sylvia , es un buen relato a mi sinceramente me a gustado mucho , pero esto da pie a una conclusión sobre el personaje de tú relato , depresión o trauma del pasado , o quizás es el transito de una muerte no superada , si no yo no me explico el por que se suicido , te deseo una feliz semana besos de Flor.
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