"Las puertas de lo cotidiano"
Tras el cerrojazo y bajada de persiana indefinida al café donde solía reconciliarme con el mundo a las 7:30 de la mañana y bajar el nivel de mutación en orco al mínimo, recorro los pocos pasos que hay hasta la esquina del siguiente café.
Cruzar la puerta es como cruzar a una nueva dimensión... la de una freidora que, a estas horas en las que solo soporto el olor a jabón, café, croissant y aroma de bergamota, me resulta de una intensidad excesiva. Aún así, y ante la necesidad de cafeína, me acerco a la barra a pedir café. Por lo que veo, ya han servido tres pero ni rastro del aroma. Se escucha de fondo el ruido desde la cocina que está con la puerta abierta. Supongo que están picando cebolla, patatas, pimientos... o yo que se, porque por la intensidad del estruendo, parece que usen una catana en vez de un cuchillo, ¡madre mía, qué ruido! Lo que es seguro es que todos los pedazos se unirán en minúsculas naves aceitosas que volarán por el local como lo hacen ahora sus antecesoras de ayer o de bastantes días atrás. Imagino el local inundado de estos corpúsculos aromáticos rodeándome, mientras busco una mesa cercana a una ventana que, aunque abierta, no da abasto a ventilar.
Una mosca entra presurosa al local y ronda mi taza. La espanto, vuelve. Y otra vez. Tras el penúltimo sorbo me despisto mirando al resto de comensales del café hablando a gritos tan despiertos, que parecen existir en otro huso horario... Y zas! la mosca ya goza de las últimas gotas de café. La dejo disfrutar. Está en su reino y se sabe ganadora de esta guerra.
Recuerdo la predicción del horóscopo de mayo... abrir y cerrar puertas y pienso en la broma de mal gusto que ha supuesto este primer "cambio de puertas" -astros, esperaba más-. Decido salir sabiendo que tras cruzar la puerta no dejaré fácilmente ese olor y probablemente me acompañará el resto de la jornada.
Y pienso en: jabón, café, croissant y aroma de bergamota.
***
Y vuestro inicio de día ¿qué tal?
Mas relatos de puertas en el blog de Campirela
Bonitos aromas los del café, la bergamota y el pan o las croissants recién horneados. Así podemos comentar bien el día. Un beso, Sylvia.
ResponderEliminarGracias, por sumarte y me esta entrando apetito con tanto aroma a café y bollería jajajá. El horóscopo no le creas mucho , es mejor tu propia intuición.
ResponderEliminarBesos , feliz tarde-noche.
Ese olor que se nos pega en el bar se quita con ducha y lavadora, por orden la ducha para la persona la lavadora para la ropa, pero e la nariz cuesta un poco mas. Entre puertas y moscas te ha quedado una buena historia. Abrazos
ResponderEliminarcuando cierran el aliado de las mañanas o de las tarde, parece como si te hubieran echado del paraíso y vas a otras puertas pidiendo estar con la tranquilidad de lo habitual.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Se adivina qué tienes fino el olfato, jeje. Buena manera de despertar. Saludos jueveros
ResponderEliminarLlevo ya varias semanas que inicio bien el día. Es decir, echando maldiciones defecatorias a varias deidades y vírgenes existentes. Sin mala intención, no obstante. Como quien te da los buenos días pero no le importa que ese mismo día mueras arrollada por un camión. Ya me entiendes.:)
ResponderEliminarEstamos destinados a cruzar puertas para avanzar en la vida y siempre será mejor cruzar aquellas que nos lleven a gratos aromas.
ResponderEliminarBesos dulces Sylvia.
no solo tienes que encontrar el sitio, tienes que encontrar la gente qque lo lleva, aunque es probable que el sitio lo refleje. y unos parroquianos que encajen. te queda buen rato de busqueda y quizas no cerca. de todos mods, abriendo la puerta, todo eso ya se nota.
ResponderEliminarabrzo
Búscame porfa, en los spams, te escribí ayer un comentario.
ResponderEliminarRelatas una mañana aparentemente caótica tras cruzar la puerta , un golpe de realidad.
ResponderEliminarTu relato me recordó a una persona.
Te mando un abrazo amiga Sylvia
El café matutino me sentó bien, el de después de comer, también. ;)
ResponderEliminarLa mosca veo que sigue bien y sin necesitar cruzar puertas.
Hay que vivir más en los amores que en los olores. Pero bueno se ve que no es el caso, enhorabuena por el relato juevero.
ResponderEliminarUn saludo, Julio
Me encanto tu relato, sentí esos aromas que me gustan el café, el de croissant y el de bergamotas (que me encanta) el olor de las freidoras cuando entras a un restaurant lo detesto, porque es verdad que lo llevas luego impregnado en la ropa y el pelo todo el día.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
En el día ha habido dibujo, algún nuevo desafío. Y la tecnología que no siempre funciona como debería.
ResponderEliminarContaste bien un día cotidiano. Y coincido con que es para decepcionarse esa primera puerta que se ha cerrado.
Un abrazo.
No se si el ambiente, los olores , el bullicio o la corta vida del personaje de tapadillo que has introducido en tu relato, pero, como la demandante de cafeina, la mosca ha sido una protagonista eficaz Un abrazo
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