Ayer llovió (al fin).
Fue una osadía de las nubes
que cruzaban por estos lares desérticos.
Tal atrevimiento supuso una afrenta para Sol,
que no tardó en combatir
con esa espada de rayos entre las gotas.
Y, ante tal momento,
solo pude convertirme el reportera de guerra...
e inmortalizar la batalla.
Hablar del tiempo, que nos hará, o del tiempo que hace, que no hablamos.
ResponderEliminarBesos.
Ayer también llovió en esta tierra que promete ser un desierto. Estuve conduciendo toda la tarde y al bajar del coche algo inundó mis sentidos: El perfume a tierra mojada...
ResponderEliminarUn saludo
Ojalá no solo sea dos gotas, es necesaria cómo el comer el agua, Un besote.
ResponderEliminarHablemos, hacerlo del tiempo es tema recurrente del ascensor pero últimamente es tema obligado en cualquier lugar, hablemos y si no es del tiempo de otra cosa. Un abrazo
ResponderEliminarQue esa osadía de las nubes no se espante ante el bélico sol, en muchas partes la lluvia es una necesidad.
ResponderEliminarBesos dulces y dulce semana.
Me sentí un poco engañada, la verdad. Pensé que el sol nos daría una tregua más larga. Me supo a poco.
ResponderEliminarBesos.
Pues felicidades. Pero estoy del lado de la batalla de las nubes. Estamos a punto de considerar "buen tiempo" que llueva, tan mal está la cosa.
ResponderEliminarEn tu blog sí hace buen tiempo. No tienes nada que contar y sin embargo, cuentas.
No hay nada que huela mejor que el petricor.
ResponderEliminarY que espectacular lo has plasmado, que bueno que al fin llovió, y ese arcoiris muy hermoso.
ResponderEliminarMucho cariño para ti amiga
Una molt encertada crònica de guerra !.
ResponderEliminarSalut :)
Breve, pero... Que forma tan hermosa de describir el sol agobiante, la lluvia inesperada y la "mágica" aparición del arco iris.
ResponderEliminarLeerte y releerte ha sido una verdadera delicia.
¡Muchas gracias por tan bello momento de lectura!