Recuerdo con absoluta claridad todos los momentos que pincelé con algún aroma.
Momentos sin ceremonia, de una cotidianidad rotunda, que se engalanaron de fiesta para mi memoria.
Hoy me transporto a los días de clase durante aquel curso con uniforme azul, camisa a cuadros y lazo de terciopelo (horror, horroroso...), al que vaporizaba profusamente con el perfume "Eau Jeune Oriental" (con un olor intenso de mandarina...) y con el que supongo "mareaba" quienes se sentaban a mi alrededor.
Recuerdo que aquella temporada tenía una fijación con la compra de pequeños frascos de colonia, que la mercería de mi calle utilizaba para adornar el escaparate y yo, amante de las miniaturas por aquel entonces ( ¿alguien recuerda las casitas de madera con figuritas minúsculas? ) coleccionaba para desesperación de mi madre al limpiar el polvo del cuarto....
Y así, rebuscando en los tesoros de la memoria, me he creado la necesidad de buscarla :D, así que os cuento si la encuentro y me la compro... y sabréis que soy yo si me siento un día a vuestro lado en el autobús...
El aroma a mandarina es muy agradable para la nariz. Me gusta. . Mi más fuerte aplauso y sentido elogio para este perfumado texto.
ResponderEliminar.
Saludos cordiales
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Pensamientos poéticos y ensoñaciones
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Me has hecho recordar el olor o aroma a vainilla , que tan bien tuvo su época. y de los fresquitos pequeños que aprecian muestras. Un bonito y oloroso texto . Besos.
ResponderEliminar¡Ay! los recuerdos que gardan los aremas...
ResponderEliminarQue lindo tu aporte! Lleno de aromas en frasquitos y en recuerdos! Gracias por unirte! Un abrazo
ResponderEliminarCasi se me pasa tu aporte, al no aparecer la imagen de Sindel, menos mal que he podido disfrutar de tus recuerdos, el aroma a vainilla es el más común en mi casa. Abrazucos
ResponderEliminarMaravillosos y dulzones recuerdos.
ResponderEliminarUn saludo
Me gusto el relato en especial el final. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderEliminarMuy bonito y evocador.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y feliz día.
Ay, aquellos perfumes que anulaban el olor humano. Recuerdo aquella fragancia inconfundible: Eau de Cloac. Y la no menos sugerente, Eau de Sobac.
ResponderEliminarJajaja, te pasas de lanza, Cabrónidas.
EliminarLas historias de lo que recuerda nuestra nariz nunca se agotan. Ese aroma a mandarina no debía ser tan mareante como lo plantas. Es agradable. Si bien es cierto que yo las mandarinas em als como en la intimidad para no llevarlas conmigo pero ese es otro tema. No es lo mismo oler a comida que a perfume. Espero no interpelar a alguien en el bus con olor a mandarina y que me diga que no eres tú. Saludos
ResponderEliminarCon las pistas dadas te reconoceremos por el aroma ;)
ResponderEliminarBesos.
Me ha encantado tu relato . Un abrazo 🤗
ResponderEliminarA los aromas del polvo de tiza volatil...ahí me has llevado. Saludos
ResponderEliminaradoro tus escrito bella mujer
ResponderEliminarLos aromas evocan tantos recuerdos. Unos buenos, otros no tanto.
ResponderEliminarHola, Sylvia:
ResponderEliminarGracias por este relato aromatizado con esencia de evocadora de recuerdos que agrandan lo que en otros serían miniaturas.
Un abrazo, Sylvia.
Los aromas siempre nos traen recuerdos. Hermosas palabras 💗
ResponderEliminarUn besote desde Plegarias en la Noche