No se porqué... pero siempre la recuerdo. Y han sido muchos los días que he tecleado estas palabras en la imaginación. Ella y la curiosidad que provocaba su perfección.
Sus ventanas abiertas a la luz, mostraban la sencillez detallada de su hogar. Yo curioseaba cuando adornaba el árbol de Navidad y cuando celebraba la pequeña fiesta anual veraniega para las amistades en el cuadradito del jardín. Fisgoneaba su vida entre luces y velas.
Desayunaba desde mi ventana con ella, mientras preparaba café, envolvía almuerzos en cuidadas bolsitas de tela y repartía tostadas entre sus niñas, en una armoniosa coreografía. Y es así, imaginando el aroma mezclado de chocolate y café, como su energía azucaraba mi día.
Me sentía espía, pero tan a gusto... que anhelaba recorrer su hogar, acurrucarme en su vida, en silencio desde un pequeño rincón, tras el árbol decorativo de su salón.
- "A Galicia" - dijeron algunas vecinas, cuando un día se cerraron las persianas.
A veces muevo la cortinilla de la cocina para curiosear -no puedo controlar ese tic- pero los nuevos habitantes que han ido pasando por esa casa nunca suben las persianas más allá de un palmo. Son la oscuridad, tras su luz...
El corrillo de vecinas cuchichea cuando paso cerca. No me detengo a conversar. Les saludo con un gesto moviendo la cabeza. Si hubiese estado ella, tal vez me habría acercado, a curiosear, a fijarme en los detalles de su ropa o sus joyitas... La verdad, me inspiraba en sus modelos al comprar, aunque a mí no me quedaban tan bien, no soy tan esbelta y delgada.
Aún así consigo escuchar el susurro:
- "Aprovechó el ofrecimiento de traslado a Galicia para marcharse. Se sentía tan observada, que empezó a ponerse nerviosa. Ella que era tan abierta con todo el mundo...
- "Ya no se puede vivir tranquila" -asiente su contertulia.
¿Cómo? El susto me recorre el cuerpo. No me lo puedo creer... Vivía agobiada, observada, acosada quizás y yo sin enterarme. Tenía que haber estado más atenta aún.
Curiosea más relatos en el rincón de MOLÍ DEL CANYER
Este tema lo podemos enfocar de varias maneras , curiosear o fisgar en plan de cotilleo vecinal o esa curiosidad que se tiene por saber algo de alguien no en plan cuchicheo más bien el interés que despierta lo nuevo ...Me gusto leerte de nuevo en los relatos. Un fuerte abrazo con todo cariño.
ResponderEliminarAsí es, el problema es el límite que no se debe cruzar en la curiosidad
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mí me sirve como reto, pero solo puedo participar cuando me inspira el tema. Soy incapaz de hacerlo muchas veces.
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Muy bueno... espectacular final, nada esperado ni previsible.
ResponderEliminarTambién como nos has conducido
Saludoss
gracias, me alegro de que te haya sorprendido
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Gran relatora. Tú vales mucho.
ResponderEliminarBesos.
Si me lo dices tú, me lo voy a creer... ;)
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Me gusta la elegancia con la que has escrito el texto y el final es extraordinario.
ResponderEliminarUn abrazo con mi felicitación.
Gracias, me alegro de que te haya gustado
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"Aún" es la palabra que cierra un relato muy bien narrado. Vigilar por las ventanas es vivir una vida ajena. Abrazos
ResponderEliminarA veces nos gustaría vivir otras vidas, cuando no valoramos la nuestra.
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Tu estilo describiendo principalmente a " la curiosa" , ya desde la primera frase, me pedía conocer a " la observada"... La curiosidad me corroía....
ResponderEliminarEn las grandes ciudades también existen " los curiosos"; pero por suerte no sabremos nunca de su existencia...
Bravo por tu relato.
Un abrazo.
Entran ganas de husmear, ¿verdad?
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Hola Silvia , un relato muy bonito pero con una nota de fondo
ResponderEliminarel acoso a una persona , el agobio de saber que te están vigilando
constante mente , me gusto mucho tu punto de vista de la curiosidad
me alegro de leerte de nuevo , besos de flor.
Así es, poner el límite entre el curioseo y el acoso a veces es difícil, depende de los ojos que lo ven.
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Olvidar la vida propia mientras se idealiza la vida ajena es propia de las almas infelices o de quienes no se animan a realizar lo que sueñan. Excelente relato. Un abrazo
ResponderEliminarTotalmente, cuando queremos otra vida, es que la nuestra no funciona
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Tu final me ha sacado una sonrisa, porque se le antojó a la señora que no había sido lo suficiente curiosa... ya le vale!
ResponderEliminarBss.
Me alegro que te haya gustado el final jajaja Menuda elementa nuestra prota.
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Fíjate, que pensé que era un chico por la ternura con la que hablaba y se quedaba esa "curiosidad" sobre el mando de una obsesión pero para él no lo era, era un modo de vida. No había animadversión ni deseos de hacer daño —o así lo veo yo— pero, claro, visto desde fuera no es igual que sentir ese rumor o esos ojos clavados en la nuca.
ResponderEliminarCuando he leído que se compraba vestidos, me ha dado un golpe de chip. Digo, ufff, no es un hombre o sí...
Me ha parecido una historia genial, bien narrada, con frases muy hermosas y, ese final, donde no había reconocimiento sino, como te he dicho, aun forma de vida.
Un beso.
Jajaja creo que ese tipo de curiosidad es muy nuestro, los chicos probablemente se hubieran fijado en otros detalles.
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Un texto elegante y sutil, donde destapas dos caras de una misma moneda. Es buenisimo. Gracias por sumarte. Besos.
ResponderEliminarGracias a tí Molí por una convocatoria tan inspiradora.
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Sin duda has creado más curiosidad en nosotros...
ResponderEliminarUn placer leerte Sylvia
Beso
Gracias Charly
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qué es antes: El curioso o el exhibicionista ?, se complementan, se necesitan?
ResponderEliminarla curiosidad no enfermiza ( como toda manifestación humana) hace progresar el mundo
la " otra " le estanca
Curioso y oportuna entrada la tuya
Un abrazo
Se alimentan mutuamente, no hay curioso sin exhibición. Buen apunte.
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Hola Sylvia, me parece una gran historia, muy bien escrita y un final espectácular, enhorabuena. Gracias por venir a comentar en mi blog, sobre todo, por quedarte, bienvenida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Mari Carmen. Me pasearé por tu blog.
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Ese final es muy bueno. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, me alegro de que te haya gustado.
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Un buen relato !. Al final me queda la duda o mas bien la inquietud de saber, si era "acosadora" o simplemente su "curiosidad" podía más que ella misma ! :)
ResponderEliminarFelicidades !.
Cuando camino por las calles, suelo mirar a las ventanas, siempre me despierta curiosidad... siempre me dijeron que era malo cuando era un niño, pero nunca deje de fisgonear... A veces se ve más a través de las ventanas, que del alma.
ResponderEliminarResulta hasta excitante...